La cria del cardenalito no siendo excesivamente complicada, no está exenta de contratiempos y dificultades, sobre todo para los criadores como yo, que venimos de la cría de un ave muy adaptada a la cautividad como es el canario, los criadores que vengan de especies silvestres como puede ser el jilguero, tendrán cierta ventaja y notarán numerosas similitudes en su cría.
Se hace necesaria la extrema observación del comportamiento de los progenitores en busca de síntomas anómalos que nos indiquen que algo no va bien.
La preparación de los reproductores es indispensable para lograr una exitosa temporada de cria, es muy sabido el dicho popular que dice que la preparación de la temporada de cria empieza el dia despues de terminar la anterior, y no esta exento de razón. Un buen reposo y una buena muda es imprescindible para que los reproductores lleguen, en óptimas conficiones de salud y de reservas grasas para aforntar la larga y dura temporada de cria.
Unos meses antes de la fecha elegida para el comienzo de la cria, se va subiendo la alimentación, sobre todo subiendo el aporte de proteínas, para poco a poco subir el celo.
Más tarde se colocan a hembras y machos ya en la jaula destinada para ellos, con separador opaco para que se vayan oyendo y habituandose el uno al otro, si al menos la hembra ha pasado el invierno en dicha jaula, ganaremos tiempo en su adaptación.
Pasado unas semanas, se retira el separador opaco para sustituirlo por una rejilla, y es donde empieza la labor del criador, observando el comportamiento de ambos miembros de la pareja, si todo transcurre con normalidad, en poco tiempo se podrá obervan que los pájaros duermen muy cerca el uno del otro a pesar de la separación por la rejilla, incluso podremos observar cebas a traves de ella.
Es el momento donde proporciono el portanido y los materiales para su construcción a la hembra, es normal sobre todo en hembras primerizas o cuando hemos cambiado de modelo de portanidos, que se asusten de ese elemento estaño que hemos introducido en su hábitat, pero en un breve período de tiempo se acostumbrará a él.
Una vez llegados a ese punto, es el momento de juntar la pareja, siendo este el momento más crítico y el que más tiempo de observación debemos de dedicar, debido a la agresividad de ambos miembros, sobre todo del macho, se producen muchas riñas y peleas, llegando a herirse con gravedad e incluso llegando a la muerte de uno de ellos.
Cualquier riña demasiado agresiva, debe de ser cortada, retomando la rejilla y procediendo a la separación, en unos días se volverá a intentar.
Si persisten las peleas, se deberá romper esa pareja y emparejarlos de otra manera.
Las parejas no solo se harán de acuerdo a nuestro criterio de selección fenotípica para la mejora de nuesta linea, sino que ellos también participaran rechazando o aceptando las parejas que nosotros les proporcionamos.
Si todo va bien, veremos al macho cantar a la hembra con las alas caidas y cebandola.
Los machos, los mayores problemas que suelen causar son debido al exceso de celo. Ataque a los huevos o pichones, no dejar incubar a la hembra, intentar pisarla mientras incuba, son algunos de los problemas más frecuentes, por estos motivos es muy habitual la separación del macho por medio de una rejilla, o incluso aprovechar el tiempo de incubacion de la hembra para echarselo a otra hembra.
La dieta hipercalórica que normalmente les aportamos, la reproducción en espacios reducidos, generalmente jaulas de 50-60 cm o en el mejor casos de 1 metro, unido a la ausencia de depredadores o otros machos de los que proteger el territorio, hace que muchos machos estén 'sobrados' de energia y se dediquen a perseguir e incomodar a las hembras en el período de incubación.
En cuanto a las hembras por lo general son buenas madres, grandes cebadores, y cuidan con mimo de su prole permaneciendo incluso en el nido por mucho que las molestes, pero tienen muchas "rarezas" sobre todo el primer año de cria, abandonar la incubación el día de eclosión de los huevos por intimdarle los pollos recien nacidos, expulsar a los pollos del nido, ya sea porque extrañan la anilla o por algún otro motivo, volver a entrar en celo muy rápido y abandonar la nidada anterior sin que los pollos sean autosufucientes, no encontrarse cómoda con el macho que hemos elegido para ella, son algunos de los contratiempo que nos podemos encontrar.
Las cardenalitas por lo general prefieren nidos abiertos de unos 8 cm de diámetro y que esten situados en una parte luminosa de la jaula, normalmente en el frontal, muchos criadores utilizan ramas artificiales para camuflar los nidos y que la hembra se encuentre más cómoda debido a la intimidad que le da el ramaje.
Yo no sigo estas pautas, situo el nido en la parte posterior de la jaula y sin camuflaje, misma metodología que usaba con los canarios. También decir que yo personalmente uso jaulas enteras de rejilla, abiertas por todos sus lados, jaulas típicas usadas para la cría, al contrario de lo que muchos criadores aconsejan, los cuales usan jaulas cerradas por todos lados menos por el frontal.
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